16 de septiembre de 2012

Lolita, de Nabokov

Continúo con mi sección de gusaneo bibliotecario, que la tengo un poco abandonada, para hablaros de un libro que me he leído este verano. Lolita. Lo. Li. Ta. Dos dulces golpes sobre el paladar para acabar con un chasquido entre los dientes.

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Menudo coñazo.

En serio, me lo empecé a leer en inglés, porque me lo prestó #R, y pensé que me aburría porque no terminaba de entender la esencia del libro (El Nabokov no se corta con los adjetivos, y no son de estos que escucharías de un albañil por la calle, qué va), así que lo pospuse al verano para sacarlo de la biblioteca de mi pueblo en castellano.

Como pequeña introducción para los que no sepan de qué va, el libro es una especie de diario del señor Humbert Humbert (H.H., treintaymuchos) que nos cuenta cómo de pequeño estuvo a punto de mojar el churro con su amiga Annabel de 13 años (En referencia al poema de Annabel Lee de Edgar Allan Poe) y que, como la pobre murió de tifus antes de tiempo, H.H. se quedó con el calentón de tirarse a una niña pa'l resto de su vida. Después de muchas desgracias que le ocurren a este buen señor, termina en la casa de la señora Haze como inquilino, tras conocer su beautiful beautiful beautiful! colección de lirios y a su hija, Dolores (Qué clase de madre AMERICANA llama a su hija Dolores? Qué ha sido de esos nombres sin sentido como Penny, Kimberly o Peggy Sue?), una niñatilla consentida de 12 años al comienzo del encuentro, que no hace más que comer piruletas, leer la Super Pop (para que nos entendamos) y poner más caliente que el pico de una plancha a nuestro H.H., porque no os vayáis a imaginar que Lolita es una cándida e inocente niña, que ésa venía ya de serie sabiendo que el 69 no es sólo 70 menos 1.

En vez de destriparos el resto de la historia (Os haría un favor), voy a decir por qué el libro no me ha gustado. No me ha gustado porque todos aquellos que hemos vivido la adolescencia sabemos cómo son los preadolescentes: Insoportables. Y Lolita más. Definiría esta historia no como la de un señor viejete que se enamora de una niña, sino como la de un señor que adopta a una adolescente y hace de padre mientras se la tira. PORQUE NO HAY MÁS. Recuerdo párrafos tan intensos como "Y le compré unos patines, y una raqueta de tenis, y un vestido de tablas, y una falda blanca, y unos zapatos de ésos que le gustan, y un maletín rosa con rebordes, y [...]. Qué podía hacer, la quería tanto..." Me sonaba a cierto personaje de las Supernenas:


Pero bueno, quitando eso... Quitando eso la novela se queda en ná. La primera parte habla de toda la vida de H.H. hasta que conoce a Dolores y termina escapándose con ella. La segunda cuenta sus escarceos sexuales de motel en motel (Nota: Detalla más la decoración del motel que el escarceo sexual en sí, por si alguno quería leer el libro por amor al arte, lo máximo que vais a leer va a ser "Y rocé su cabello con mis manos") y cómo Lolita es consentida por H.H. ad infinitum hasta que se harta del viejales y se va con uno más joven y termina de arruinarse la vida.

Supongo que es como la película de "9 semanas y media" (Otro bodriazo), tenía un contenido sexual muy escandaloso para la época en la que se estrenó, pero a los jóvenes de ahora, que ya estamos acostumbraos a tó pues se nos puede hacer un tanto pesado.

Y en fin, me veía un poco en la necesidad moral de hacer esta crítica para desmitificar el libro, claramente es todo mi opinión, y sois libres de leerlo o de ver las dos películas que hay (Una es de Kubrik), pero siempre podéis hacer algo más productivo.

Voy a darle otra oportunidad a Vlady con "Ada o el ardor" el verano que viene antes de categorizarlo en el mismo archivo que Julio Verne (Autores veneradísimos de la vida con novelas bien escritas con tramas flojas o mal escritas con tramas buenas).

Ya os contaré.