30 de octubre de 2008

La niña sin cuento

Había una vez, en un país muy lejano, una preciosa niña de ojos verdes cuya vida era tan sumamente insípida que no daba ni siquiera para un cuento. Nunca le ocurría nada. Y colorín colorado este cuento para Ulises ha terminado.



- Pero, ¿Pero cómo que ha terminado mi cuento?

- Es que en tu vida no ocurre absolutamente nada, pequeña.

- Pero alguna cosa interesante me tiene que ocurrir.

- Tu vida es insípida y no da para un cuento, insisto

- Pero alguna cosita, por insignificante que sea, la estiramos, la estiramos y hacemos un cuento.

- Has de reconocerlo, pequeña, tu vida es insignificante, pero no te deprimas, porque tal vez de aquí a unos años te ocurra algo

- ¿Pero qué esperas que me ocurra para hacerme un cuento?

- No sé, alguna cosa, y cuando te ocurra, te haremos un cuento, pero de momento, pequeña, has de resignarte.

- Pero soy una niña preciosa con unos bonitos ojos verdes, eso ya puede dar para un cuento.

- Pero mocosa, ¿tú sabes cuantas niñas preciosas de ojos verdes hay en el mundo?

- No sé.

- Está repleto de ellas.

- Oh.

- ¿Te crees acaso especial? ¿Te crees acaso importante?

- Me estoy deprimiendo.

- Pues si te estás deprimiendo, pequeña, te aseguro que no es mi problema.

- ¿Y si hago alguna cosa para ser digna de un cuento?

- ¿Como qué, por ejemplo?

- No sé, matar a mis hermanos, encontrarme una hucha maravillosa, un gigante, un hada, no sé.

- Bueno, en ese caso sí que te haríamos un cuento. ¿Para cuando calculas que podrías hacer eso?

- Para la semana que viene.

- ¿Para la semana que viene?

- Más o menos, sí.

- Pues para la semana que viene contaremos tu cuento.

- De acuerdo.

- Adiós.



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Lo escuché el otro día en la radio.

Mi reacción fue algo como un LOOOOOOOOOOOL y un WTF unidos xDD


Espero que os hayáis reído algo ^^


Muaca! =****


25 de octubre de 2008

Quiero

Quiero que me oigas sin juzgarme.

Quiero que opines sin aconsejarme

Quiero que confíes en mí sin exigirme.

Quiero que me ayudes sin intentar decidir por mí.

Quiero que me cuides sin anularme.

Quiero que me mires sin proyectar tus cosas en mí.

Quiero que me abraces sin asfixiarme.

Quiero que me animes sin empujarme.

Quiero que me sostengas sin hacerte cargo de mí.

Quiero que me protejas sin mentiras.

Quiero que conozcas las cosas mías que más te disgusten.

Quiero que las aceptes y no pretendas cambiarlas.

Quiero que sepas que hoy... hoy puedes contar conmigo.

Sin condiciones.

Jorge Bucay
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Ya os lo he dicho, amo a este hombre :) Intentaré poner cada semana un texto suyo.

Cin, este era el texto que te dije xD

Muaca! :*****

23 de octubre de 2008

Nubes

Es curioso el hecho de que cuando esté lloviendo, te preocupes más de mojarte que de observar lo que te rodea.
Sí, sí, sí, porque la lluvia no es sólo agua, también tiene nubes [no me seáis repipis, ya sé que las nubes están hechas de vapor de agua xD]

Me fascinan los días de lluvia. El sonido del agua repiqueteando contra mi ventana me relaja, pero también es cierto que me quedo embobada mirando las nubes.

Es más, se podría decir que ESTOY en las nubes.

Y lo más irónico es que, hoy, prefiero que no llueva :)

19 de octubre de 2008

El Buscador


Esta es la historia de un hombre al que yo definiría como buscador... Un buscador es alguien que busca, no necesariamente es alguien que encuentra. Tampoco es alguien que, necesariamente, sabe qué es lo que está buscando, es simplemente para quien su vida es una búsqueda.

Un día, el buscador sintió que debía ir hacia la ciudad de Kammir. Él había aprendido a hacer caso riguroso a estas sensaciones que venían de un lugar desconocido de sí mismo, así que dejó todo y partió.

Después de dos días de marcha por los polvorientos caminos divisó, a lo lejos, Kammir. Un poco antes de llegar al pueblo, una colina a la derecha del sendero le llamó mucho la atención. Estaba tapizada de un verde maravilloso y había un montón de árboles, pájaros y flores encantadores; la rodeaba por completo una especie de valla pequeña de madera lustrada.

Una portezuela de bronce lo invitaba a entrar. De pronto, sintió que olvidaba el pueblo y sucumbió ante la tentación de descansar por un momento en ese lugar. El buscador traspasó el portal y empezó a caminar lentamente entre las piedras blancas que estaban distribuidas como al azar, entre los árboles. Dejó que sus ojos se posaran como mariposas en cada detalle de este paraíso multicolor. Sus ojos eran los de un buscador, y quizás por eso descubrió, sobre una de las piedras, aquella inscripción:

Abdul Tareg, vivió 8 años, 6 meses, 2 semanas y 3 días.

Se sobrecogió un poco al darse cuenta de que esa piedra no era simplemente una piedra, era una lápida. Sintió pena al pensar que un niño de tan corta edad estaba enterrado en ese lugar. Mirando a su alrededor, el hombre se dio cuenta de que la piedra de al lado también tenía una inscripción. Se acercó a leerla, decía:

Yamir Kalib, vivió 5 años, 8 meses, y 3 semanas.

El buscador se sintió terriblemente conmocionado. Este hermoso lugar era un cementerio y cada piedra, una tumba. Una por una, empezó a leer las lápidas. Todas tenían inscripciones similares: un nombre y el tiempo de vida exacto del muerto. Pero lo que lo conectó con el espanto, fue comprobar que el que más tiempo había vivido apenas sobrepasaba 11 años... Embargado por un dolor terrible se sentó y se puso a llorar.

El cuidador del cementerio pasaba por ahí y se acercó. Lo miró llorar por un rato en silencio y luego le preguntó si lloraba por algún familiar.

No, ningún familiar, dijo el buscador. ¿Qué pasa con este pueblo, qué cosa tan terrible hay en esta ciudad? ¿Por qué tantos niños muertos enterrados en este lugar? ¿Cuál es la horrible maldición que pesa sobre esta gente que les ha obligado a construir un cementerio de chicos?

El anciano sonrió y dijo:

Puede usted serenarse. No hay tal maldición. Lo que pasa es que aquí tenemos una vieja costumbre. Le contaré. Cuando un joven cumple quince años sus padres le regalan una libreta, como ésta que tengo aquí, colgando del cuello. Y es tradición entre nosotros que a partir de allí, cada vez que uno disfruta intensamente de algo, abre la libreta y anota en ella:

A la izquierda, qué fue lo disfrutado…
A la derecha, cuánto tiempo duró el gozo.

Conoció a su novia, y se enamoró de ella. ¿Cuánto tiempo duró esa pasión enorme y el placer de conocerla?, ¿una semana?, ¿dos?, ¿tres semanas y media?… Y después… la emoción del primer beso, el placer maravilloso del primer beso, ¿cuánto duró?, ¿el minuto y medio del beso?, ¿dos días?, ¿una semana?…
¿Y el embarazo o el nacimiento del primer hijo...?
¿y el casamiento de los amigos…?
¿y el viaje más deseado…?
¿y el encuentro con el hermano que vuelve de un país lejano…?
¿Cuánto tiempo duró el disfrutar de estas situaciones?…
¿horas?, ¿días?…

Así, vamos anotando en la libreta cada momento que disfrutamos... cada momento.

Cuando alguien se muere, es nuestra costumbre, abrir su libreta y sumar el tiempo de lo disfrutado, para escribirlo sobre su tumba, porque ése es, para nosotros, el único y verdadero tiempo vivido.


Jorge Bucay



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Me encantan las historias de este hombre. Si queréis escucharla en vez de leerla [Yo amo su voz xD] podéis entrar aquí

16 de octubre de 2008

Y eso...

Me mola.


Me mola el hecho de animar a la gente.
O de simplemente dar mi hombro cuando se recibe una mala noticia.
O de reencontrarme con alguien que hacía mucho que no veía.


Se dice que los abrazos son muestras de cariño.

Pues bien, yo hoy se los he dado a tres personas a las que nunca pensé que les fuera a dar uno y aquí me veis.
Feliz.
Me mola sentir que sirvo para algo, aunque sólo sea para que me espachurren (:


Qué simplona que soy.




¿Y qué?

Al menos no voy por la calle así xDDDD

Espero que el resto de mis actualizaciones sean un poco menos emotivo-privada-cursis xDDD pero qué le vamos a hacer, un día es un día xD

14 de octubre de 2008

Yo. Tú. ¿Nosotros?

Yo pienso en mí.
Tú piensas en mí.
¿Cómo pensamos?

Piensas en lo mejor para ti olvidándote de ella.
O quizás la tienes más en cuenta de lo debido.
Ella también piensa en ti, pero desde luego no de la misma forma, aunque lo hace.

Ella piensa en otro y otra piensa en ti. ¿No es idiota el pensar?

Alguien dijo "Pienso, luego existo." Yo pienso en él, luego... ¿Existo por él?

Debería pensar más en mí. O no pensar tanto en él.

O sí...


Egoísmo.
Altruismo.
... Idiotez.

Ni pensar en mí ni pensar en ti. Pensar en ambos. No quiero vasos llenos ni vacíos, me conformo con el nivel de líquido que tenga.


Gracias a aquellas personitas que me hacen ver las cosas sin mi subjetividad habitual :)

Sabéis que os lo pagaré en carnes ;)