11 de octubre de 2010

Guerra y Paz

"El día del santo de Elena el príncipe Vasili invitó a un reducido número de personas, de las más íntimas, como decía la princesa: Parientes y amigos. A todos les había hecho saber que aquel día iba a decidirse la suerte de la festejada. Pierre y Elena estaban juntos. El príncipe Vasili no cenaba, paseaba alrededor de la mesa y a todos decía una palabra amable y frívola, salvo a Elena y a Pierre, a los que parecía no ver. [...] En los sitios de honor de la mesa, había una alegría general, todos se hallaban animados bajo las influencias más diversas. Sólo Pierre y Elena permanecían silenciosos casi en el extremo de la mesa. En sus caras brillaba una sonrisa radiante que expresaba un pudor sentimental. A pesar de que todos evitasen mirar a la joven pareja, por mucho que tratasen de mostrar indiferencia hacia ellos, las miradas que a veces les lanzaban venían a confirmar que las risas y los manjares eran fingidos, y que toda la atención de aquellas gentes estaba concentrada en la pareja."

"- ¡Adelante muchachos! - Gritó con voz juvenil y penetrante.
'Ha llegado el instante', pensó después, enarbolando la bandera; escuchó con placer el silbido de las balas disparadas ahora contra él. Cerca cayeron algunos soldados.
- ¡Hurra!- gritó el príncipe Andrei, sujetando apenas en sus manos la pesada bandera. Y se lanzó adelante, con la seguridad de que todo el batallón le seguiría
."

"'Tenía que suceder. Una u otra vez tenía que ocurrir. María, una pobre criatura inocente, se queda sola a merced de ese viejo que ya no está en sus cabales. Mi hijo crece y ríe a una vida en la que pronto va a ser como todos, o engañado o engañador. Yo voy al ejército, sin saber por qué, y deseo hallar al hombre a quien desprecio para darle una ocasión de matarme y de burlarse de mí.' Los elementos que constituían su vida eran los mismos de antes; pero antes todo armonizaba y ahora todo parecía disgregarse."

"Tras el golpe recibido, el ejército francés podía aún arrastrarse hasta Moscú. Pero allí, sin nuevos esfuerzos de las armas rusas, debía perecer desangrándose por esa mortal herida recibida en Borodinó. Resultado directo de la batalla de Borodinó fue la inmotivada huida de Napoleón de Moscú, la retirada por el viejo camino de Smolensk, la pérdida de un ejército de quinientos mil hombres y la caída de la Francia napoleónica, sobre la que, por primera vez en Borodinó, se había levantado la mano de un adversario moralmente más fuerte."


No sé el tiempo que llevo leyéndomelo, pero no se me hace para nada pesado, y aunque sea una página al día, la leo con gusto =)